lunes, 29 de octubre de 2007

Historias Malditogusaneadas

Había conseguido tres películas para un sábado perfecto, “Cuentos de prostitutas lesbianas”, “Historia de una familia lesbica” y “La muerte del guerrero”; buenos títulos aunque luego preferí salir a tomarme unas cervezas, alguien me había dicho de una fiesta donde habría “un chingo de alcohol”, según el pendejo que invitaba, sonaba bien hasta que llegué y me dijeron que para poder beber en dicha fiesta había que pagar 60 pesos y el alcohol que tenían esos hijos de puta era esa mierda llamada Los Reyes, se que acabo de herir muchas susceptibilidades y quiero que sepan esto, me vale verga si beben alcohol isopropilico pero a mi no me den esa mierda causante de gastroenteritis etílica.
No tenia intenciones de beber su alcohol barato y además tenia ganas de tomar cerveza, en ese caso tenía que ir a comprar mis cervezas en vez de pagar el cover de la fiesta aquella.
Hacia mal tiempo, lluvia y un poco de viento estaban jodiendo la noche, entonces le pregunte a la organizadora por la posibilidad de beber bajo su techo en caso de que el tiempo empeorara. Ella me dijo que como no iba a beber de su alcohol solo tenia que pagar 20 pesos, intenté que entrara en razón por el hecho de que solo iba a cubrirme de la lluvia y esto no ameritaba el precio que estaba consiguiendo, así que con toda mi educación le dije que se fuera a la verga, se enojó y me dijo que ya ni pagándole podría entrar a su fiesta, sensible hija de tres mil kilómetros de putas.
Compré mis cervezas y paré en la calle fuera de la fiesta para beberlas, un amigo y una tipa se acercaron a hacerme compañía.
La noche estaba tranquila hasta que llegó Fátima, tal vez la recordaran por sus eventos clandestinos de desnudistas para viejas, mencione que es lesbiana?, entonces llega la vieja y estaciona su auto justo entre nosotros y la gente que estaba en la fiesta, entonces, se bajaron tres viejas mas de su auto, dos llegaron gritando como gritan las pinches viejas cuando escuchan una canción que les gusta mucho, solo que ella gritaba por cada canción que escuchaba, es obvio que o es una pendeja o esta mongolita o es por que estaba borracha o por que era una suma de las tres. El caso es que la gritona y una de las tipas se pusieron a brincar y a gritar mientras que Fátima y la tercera tipa empezaron a besarse y a tocarse mientras bailaban, no lo niego, la vieja que fajaba con Fátima estaba muy buena. Unos pendejos sacaron sus celulares para grabarlas y tomarles fotos, como si fuera un circo, entonces empezaron a faltarle al respeto a las pobres lesbianitas, Fátima se encabrono y empezó a arremeter contra los bocones, así que los insultos no se hicieron esperar, de buena manera me acerque a Fátima y le recomendé que lo mas sano para ellas era que se fueran a un lugar mas tranquilo con el fin de evitarle problemas. Entonces se dio cuenta que ya había encendido a mas de un maricón y que querían romperle la madre, sabiamente escuchó mi propuesta y subió a sus acompañantes a su auto y arrancó lentamente… “lárgate maldita torta puta” gritó uno de los pendejos. La torta paró el auto y se bajo con una botella de caguama llena a la mitad, dio dos pasos y lanzo la botella, cuatro metros después la botella impactó la boca del pendejo que había gritado, el sonido sordo del golpe seco y certero dejo clara la respuesta de Fátima, el hablador cayo noqueado, siendo este el mejor botellazo que he visto en mi vida, entonces se armo la rebambaramba, tortas contra maricones, putos, gritos, perras, botellas, mas gritos, gente cayendo al piso… yo solo reía desde mi bar improvisado, yo había cumplido con mi sugerencia.
Vi a Fátima levantarse del piso sin un rasguño y jalar a su vieja para subirla de nuevo al auto e irse, los inmiscuidos en la trifulca empezaron a separarse, entonces vi intentar levantarse al pendejo dueño de la cara receptora del botellazo, tenia los labios partidos y la barbilla abierta, su rostro estaba lleno de sangre reflejando la magnitud del golpe, no sabia ni donde estaba parado. Un par de sus amigos lo ayudaron a levantarse y lo metieron a la casa donde cobraban 60 pesos por beber alcohol barato, seguí bebiendo e intentaba recordar el par de suculentas nalgas de la amiga de Fátima y la tanga rosa que asomaba de sus jeans cuando se agacho a levantar a una de sus amigas…
Habían pasado como veinte minutos desde que las viejas se fueron cuando se acercó la organizadora y me dijo que por favor me fuera, le dije muy cortésmente que la calle era libre y que se podía ir a cobrarle sesenta pesos a su puta madre o meterse una aspiradora en el culo y encenderla al máximo, mi respuesta era clara.
Después de un rato se terminaron las cervezas y me fui del lugar.
Había pensado que las lesbianas, los golpes y la guerra serian para otra ocasión, sin embargo esto resultó mejor, ni hablar ya no puedo decir que no pasa nada interesante en este mugroso pueblo de mierda.