martes, 13 de noviembre de 2007

Carta de un alter ego

Recuerdas lo que pensaste cuando la conocimos? –Es hermosa, pero pobre del que se enamore de ella, estoy seguro que lamentará ser guardián de tal belleza…- dijiste.
Yo también la recuerdo, si que era hermosa y también pensé que habías profetizado tu sufrir, querido amigo.
Tus días de desvelo sirvieron para tu propio desahogo, yo solo era espectador de tu falta de porvenir con ella, más no podía hacer nada, eras ciego como estúpido, corrompido por una superflua satisfacción de una relación perecedera.
Muchas veces me dieron ganas de reír, al ver las cosas que dejabas que ocurrieran, carajo que eres fuerte y valiente, yo no hubiera podido resistir por tanto tiempo.
Se que te es difícil dirigir tu mente a ella ahora que no está, sin embargo quiero que pienses no en las veces que te hizo sufrir, sino en las veces que ya no lo hará mas y en la pena que heredaste al siguiente por haberla dejado libre.
Es mejor así para ti, créeme; te lo digo por que te he visto crecer, he estado contigo desde tu infancia y se cuanto puedes llegar a ser, no dejes que nunca mas detengan ese crecimiento personal.
Me sentí mal por ti, cuando te acercaste con lagrimas en los ojos y pidiendo mi ayuda, nunca te había visto tan atormentado; pero ahora que salimos adelante del percance es bueno mirar atrás, claro que si, mira todo lo que ya has superado.
Estaré aquí cada vez que me necesites, solo tienes que acercarte y yo sabré lo que es necesario hacer.
Te extiendo mi mano, amigo mío, ven cuando quieras, nos tomaremos una copa de vino y fumaremos unos habanos, brindaremos por las mujeres y por las penas que nos falta soportar. Seremos felices por ese corto tiempo de camaradería.

Atentamente
Yo