miércoles, 29 de agosto de 2007

Autopsia de un cigarro

El ultimo de la cajetilla, lo tomo y lo enciendo, una larga bocanada de humo para limpiarme la conciencia, siento un nudo en la garganta, como cuando la conocí, brillante y hermosa, tan bella como inteligente, con miedos e inseguridades, la mujer perfecta…hola.
No puedo recordar la ultima vez que sentí lagrimas en las mejillas, como en este momento, aunque no tengo ganas de llorar, no entiendo que sucede.
Un par de minutos pasaron, eso me dicen las cenizas al final del cigarro, vuelvo a inhalar, el humo entra a mis pulmones y calienta mi pecho, como las veces que ella duerme en mis brazos, huele a lo que deben oler los ángeles, la mejor, la diosa.
Dejo salir el humo, el oxigeno me llena nuevamente como su aliento cuando me besa, como su voz calmante después de un largo día, después de los problemas, después de pelear, cuando nos pedimos perdón…te necesito.
La mitad del cigarrillo, como la mitad de mi vida junto a ella, la mitad de mis risas y esperanzas.
Lleno mi pecho con la nicotina relajante, como los momentos después de deshacer el cielo con sus gemidos y sudor corporal, con nuestros corazones a punto de reventar al hacer el amor, de formar una amalgama de besos y caricias, una sola alma en la cama, luego paz… te amo.
El tabaco encendido casi toca mis dedos, arde, como arde el corazón y el orgullo al saber que miente, cuando se que esta con otras personas, arde como no poder odiarla, arde como cuando entonces empiezo a sentir miedo de perderla…nunca te vayas.
No queda mas, la colilla me quema los dedos, lo llevo a la boca e inhalo por ultima vez, quema, como su dolorosa traición, el escucharla decir que otra persona llena mi lugar desde hace mucho tiempo, de saber que en las noches que no tenia ganas de que la acaricie era por que alguien mas ya lo había hecho, doloroso como saber que no volverá a decir que me ama, tan doloroso como no soltarle el cuello para que respire, doloroso como verla sin vida sobre nuestro colchón, doloroso como haberla conocido…nunca te olvidaré.
Tiro la colilla al piso… hasta siempre.